(Festejo corporativo por el Emmy Award 2008 para Televisión por la Identidad / El Garage / 27 de noviembre)
..
.
.
.
Y un día Telefé, el canal al que los Vigil le hacían los house organs y cuyas figuras estelares se ganaban con poco la resbalosa tapa de la Tele Clic, se hizo progre bien, progre mal, progre progre. Y el Canal 13, que era todo lo progresista que un canal con el gato Silvestre como analista político se puede permitir ser, pero más que Telefé seguro, enchastró su pantalla con el circo freak de la Tota enamorado. Re lindo.
Son las siete de la tarde, estamos en el Garage, México al 300, otro saloncito de San Telmo a donde llevar brasileños en combis, y vamos a festejar el premio Emmy que Televisión por la identidad se ganó para la Argentina: ¡putos, para todos nosotros se lo ganó, así que más respeto!
En las mesas hay vino blanco asomando de los baldes con hielo y masitas con gelatina de frutilla: los derechos humanos ya no son lo que eran. Y no, no lo son: en los 90, con la Ucedé en el poder, los organismos (se dice así, “los organismos”, y si no decís “los organismos” no sabés nada de derechos humanos) eran un contrapoder. Hoy, el recorrido discursivo pasa primero por Pablo Echarri y después sí, nos conmovemos todos.
¿Lo queremos a Mariano Peluffo? Sí, lo queremos. ¿Y cuando se pone flaquito lo queremos igual? No, cuando se pone flaquito no lo queremos más: nos gusta gordo, riéndose de sí mismo, abrochándose y desabrochándose el botón del saco recto medio como puede, y, desde ya, llamándose como se llama: Peluffo, nadie con ese nombre puede tener enemigos. Como sea, ahí está Peluffo, con cara de ahora no voy a presentar primates sin lenguaje articulado salidos de una casa donde no hay shampoo sino que voy a hablarles de cosas importantes, de cosas de verdad importantes, y nos dice: bienvenidos, es un placer que estén todos aquí. Después manda un trailer donde se ven escenas en la que actores y actrices ganan dinero y capital político haciendo de abuelas que buscan a sus nietos secuestrados, de nietos que buscan una identidad secuestrada: haciendo de lo que hay que hacer si uno llegó al 2008 surfeando la realidad histórica de este país culposo, tilingo, adolescente, pero con cierta conciencia sobre su pasado reciente, una conciencia que no tiene Chile, por citar a un país que nos rompe el culo con el PBI.
Decíamos: vino en balde y masitas de frutilla. Y los medios: Télam, la revista Gente, todos súbitamente amigos. Y los actores: Fernández de Rosa, Betiana Blum a teta batiente. Y la prensa: María Laura Anselmi toda flequillita, eligiendo al periodista de espectáculos con el que se va a pelear mañana porque extraña ser la prensa de Chacho Alvarez y ahora se tiene que arreglar con un Adrián Mouján, un Pablo Procopio, no sale de ahí.
Bueno, ahí se terminó el trailer: lloraríamos si pudiéramos, pero Claudio Villaruel no nos da tiempo y sube echando chispas por los ojos, con el Grammy en la mano, y con él sube Estela Carlotto, y todos los actores, y todas los técnicos, y El Garage estalla en aplausos, porque con la Democracia no se comerá ni se educará ni se curará como nos habían dicho, pero se aplaude de lo lindo. Y que viva la fiesta de la identidad que nos regala Telefé.
Se baja Villaruel. Se baja la Carlotto. Se bajan todos. ¿Y quién sube? Víctor Heredia, que canta algo que nadie escucha demasiado, pero lo canta igual y ya saben cómo es Víctor cuando hay que ponerse importante: nunca una mueca, nunca una camisa hawaiana. Porque hay cosas con las que no se jode.
Nos vamos como nos vamos de los lugares sagrados, con algo de vino encima y pensando en dónde dejamos el auto.
Y un día Telefé, el canal al que los Vigil le hacían los house organs y cuyas figuras estelares se ganaban con poco la resbalosa tapa de la Tele Clic, se hizo progre bien, progre mal, progre progre. Y el Canal 13, que era todo lo progresista que un canal con el gato Silvestre como analista político se puede permitir ser, pero más que Telefé seguro, enchastró su pantalla con el circo freak de la Tota enamorado. Re lindo.
Son las siete de la tarde, estamos en el Garage, México al 300, otro saloncito de San Telmo a donde llevar brasileños en combis, y vamos a festejar el premio Emmy que Televisión por la identidad se ganó para la Argentina: ¡putos, para todos nosotros se lo ganó, así que más respeto!
En las mesas hay vino blanco asomando de los baldes con hielo y masitas con gelatina de frutilla: los derechos humanos ya no son lo que eran. Y no, no lo son: en los 90, con la Ucedé en el poder, los organismos (se dice así, “los organismos”, y si no decís “los organismos” no sabés nada de derechos humanos) eran un contrapoder. Hoy, el recorrido discursivo pasa primero por Pablo Echarri y después sí, nos conmovemos todos.
¿Lo queremos a Mariano Peluffo? Sí, lo queremos. ¿Y cuando se pone flaquito lo queremos igual? No, cuando se pone flaquito no lo queremos más: nos gusta gordo, riéndose de sí mismo, abrochándose y desabrochándose el botón del saco recto medio como puede, y, desde ya, llamándose como se llama: Peluffo, nadie con ese nombre puede tener enemigos. Como sea, ahí está Peluffo, con cara de ahora no voy a presentar primates sin lenguaje articulado salidos de una casa donde no hay shampoo sino que voy a hablarles de cosas importantes, de cosas de verdad importantes, y nos dice: bienvenidos, es un placer que estén todos aquí. Después manda un trailer donde se ven escenas en la que actores y actrices ganan dinero y capital político haciendo de abuelas que buscan a sus nietos secuestrados, de nietos que buscan una identidad secuestrada: haciendo de lo que hay que hacer si uno llegó al 2008 surfeando la realidad histórica de este país culposo, tilingo, adolescente, pero con cierta conciencia sobre su pasado reciente, una conciencia que no tiene Chile, por citar a un país que nos rompe el culo con el PBI.
Decíamos: vino en balde y masitas de frutilla. Y los medios: Télam, la revista Gente, todos súbitamente amigos. Y los actores: Fernández de Rosa, Betiana Blum a teta batiente. Y la prensa: María Laura Anselmi toda flequillita, eligiendo al periodista de espectáculos con el que se va a pelear mañana porque extraña ser la prensa de Chacho Alvarez y ahora se tiene que arreglar con un Adrián Mouján, un Pablo Procopio, no sale de ahí.
Bueno, ahí se terminó el trailer: lloraríamos si pudiéramos, pero Claudio Villaruel no nos da tiempo y sube echando chispas por los ojos, con el Grammy en la mano, y con él sube Estela Carlotto, y todos los actores, y todas los técnicos, y El Garage estalla en aplausos, porque con la Democracia no se comerá ni se educará ni se curará como nos habían dicho, pero se aplaude de lo lindo. Y que viva la fiesta de la identidad que nos regala Telefé.
Se baja Villaruel. Se baja la Carlotto. Se bajan todos. ¿Y quién sube? Víctor Heredia, que canta algo que nadie escucha demasiado, pero lo canta igual y ya saben cómo es Víctor cuando hay que ponerse importante: nunca una mueca, nunca una camisa hawaiana. Porque hay cosas con las que no se jode.
Nos vamos como nos vamos de los lugares sagrados, con algo de vino encima y pensando en dónde dejamos el auto.
4 comentarios:
Sí. Muy a favor, señor Dangas (nos conocemos?).
Algunas verdades: Mariano Peluffo jamás será Mariano, ni siquiera en la era Macri-Kirchner en que decimos Mauricio y Néstor y sabemos de qué se habla. Mariano Peluffo siempre será Peluffo. Y parece justo.
Gran idea la de la cobertura de "eventos", mal llamados eventos.
Y mucha lucidez al narrar. Eso es un alivio.
Gracias. Nos leemos.
Saludos.-
Ese evento me lo perdí. Bah, en realidad decidí no ir: me parecía más productivo ir a un screening de "24 Redemption" de Fox que ir a ver a Villarroel hacer autobombo del compromiso social del canal de "Gran Hermano".
Odio esos eventos, cómo los manejan y todo lo que sucede en ellos.
BTW: El Screening de 24 redemption se suspendió porque se cortó la luz y los generadores de fox explotaron. Sabojate del gobierno? JAJAJAJA
♫♫♫ que lindo, que lindo, que lindo que va a ser: la tele progresista en lo de Villaroel ♫♫♫
Publicar un comentario